
El juego es esencial para el desarrollo óptimo del niño porque contribuye al bienestar cognitivo, físico, social y emocional. También ofrece una oportunidad ideal y significativa para que los padres y otros cuidadores se involucren completamente con los niños utilizando juguetes como un instrumento de juego e interacción.
El juego tiene importancia en el binomio niño cuidador ya que favorece el desarrollo y la promoción de cuidado. Los medios electrónicos se han asociado con el desplazamiento de las interacciones entre cuidadores y niños basados en el juego y las reducciones en las actividades cognitivas, del lenguaje y motoras gruesas, teniendo implicancia en el desarrollo de nuevas enfermedades como la obesidad.
¿Qué hacer?
Limitar el uso de videojuegos y juegos de computadora. Tiempo total de pantalla, incluyendo televisión y uso de computadora, debe ser menos de 1 hora por día para niños de 2 años o más y evitarse en niños de 18 a 24 meses de edad. Los niños menores de 5 años deben jugar con la computadora o los videojuegos solo si son apropiados para el desarrollo, y deben estar acompañados por el padre o cuidador.
Desafortunadamente, muchos cuidadores creen que los juguetes electrónicos caros (p. Ej., Juguetes ligeros y estimulantes sensoriales para bebés y niños pequeños) y los juegos basados en tabletas son esenciales para el desarrollo saludable de sus hijos; sin embargo, la evidencia sugiere que los elementos centrales de tales juguetes (por ejemplo, las luces y los sonidos que emanan de un robot) restan valor al compromiso social que de otro modo podría tener lugar a través de las expresiones faciales, los gestos y las vocalizaciones y que pueden ser importantes para el desarrollo social.
Beneficios del juego para el niño
• Desarrolla su capacidad de coordinación psicomotriz y motricidad gruesa y fina.
• Fortalece su salud inmunitaria, ósea y muscular.
• Le permite adaptarse a su entorno y aprender a relacionarse con los demás.
• Estimula el desarrollo sensorial y mental.
• Aumenta la creatividad e imaginación.
• Es una vía para canalizar sus emociones, pues los niños así aprenden a manifestarlas.
• Fortalece los instintos naturales.
• Favorece el desarrollo del lenguaje y las relaciones afectivas.
• Ayuda a la convivencia familiar y fortalece el vínculo padres e hijo.
• Permite que el niño asimile el concepto de ganar o perder.
• Forma hábitos de cooperación.
• Hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo y entorno.
• Mejora la capacidad para solucionar problemas.
Dr. Agostina Muglia, Dr. Juan Marin Mena, Dr. Mariana Remedi.